Los miembros de la comunidad de nuestro Monasterio, continuando la honda
tradición franciscana de los BELENES que tiene su origen en el comportamiento
de nuestro Seráfico Padre, cada año montamos, en nuestra iglesia conventual, un
BELÉN para gozo y alegría de cuantos vienen a visitarlo y contemplarlo.
Cada
año procuramos esmerarnos al máximo en su montaje poniendo en su realización
todo nuestro saber, entrega e ilusión; y hemos de confesar que, cada año, es
más visitado y siempre merece los plácemes y felicitaciones por parte de
cuantos acuden a contemplarlo.
Como muestra de lo que acabo de manifestaros, os
ofrezco unas imágenes del que hemos montado este año que confío os gusten y os
permitan haceros una idea de lo que ha sido en la realidad.
Al montar este
BELÉN, por una parte, queremos seguir la tradición que iniciara nuestro
seráfico Padre San Francisco en Greccio; y, por otra, queremos, sobre
todo, fomentar y estimular la verdadera devoción al Niño-Dios que nos
nace y así contrarrestar, en la medida de lo posible, el ateísmo y
materialismo reinante y, sobre todo, ese desenfreno y consumismo atroz que
tanto dominan y reinan en nuestra sociedad en esta fechas.
Quiera el
Niño-Dios que acaba de nacer que, este nuestro deseo, se haga una hermosa realidad,
ya que esto sería nuestro mayor anhelo e
ilusión.
¡ La Comunidad
religiosa de nuestro Monasterio os dese a todos, de todo corazón, un
feliz Año Nuevo, lleno de paz y alegría; y que los REYES sean generosos con
todos y cada uno en la noche de más ilusión y alegría!.